Medicos

[sanitario]

En 1896, el francés Antoine Henri Becquerel inició la medicina nuclear.

La Escuela Politécnica Nacional realiza diagnósticos con medicina nuclear desde 1958.


En el campo petrolero sirve para resolver problemas técnicos.


En el medio ambiente se aplica para descontaminación, uso de fertilizantes que permiten extender la vida de los productos, tratamiento de aguas servidas y para convertir gases contaminantes en fertilizantes.

E xiste un área especializada de la radiología que utiliza cantidades muy pequeñas de sustancias radioactivas, o radiofármacos, para examinar la función y estructura de un órgano. La medicina nuclear llegó al Ecuador desde hace más de cincuenta años, pero aún la gente no se ha familiarizado con esta práctica.

Según Mauro Yerovi, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Biología y Medicina Nuclear, la aplicación en diagnósticos de esta especialización médica tendría menos riesgos que en otras técnicas de radiación, como los rayos X, “no existe toxicidad ni reacciones ante el material que se utiliza. Este se diluye fácilmente sin dejar lesiones, además, el tratamiento puede ser repetido cuantas veces sea necesario”, afirma.

En este procedimiento se emplea material radioactivo que generalmente se inyecta en una vena, el mismo que se acumula en el órgano o área del cuerpo a ser examinado con una mínima dosis de rayos gamma “que permiten tener una imagen funcional y no solo estructural del órgano o parte del cuerpo a ser evaluado”, explica el galeno del Hospital Militar de Quito.

Yerovi indica que se aplica en todas las patologías. El 80% de los pacientes la emplean por problemas óseos y el 15% por tiroides.

Con la medicina nuclear se obtiene una serie de imágenes denominadas gammagrafía, estas permiten identificar las fallas en el órgano evaluado.

“Se pueden observar crecimientos anormales que en algunos casos devienen en cáncer”, indica Ignacio Ramírez, médico de la Escuela Politécnica Nacional (EPN).

A la dependencia acude un promedio de diez pacientes diarios para someterse a este tipo de diagnóstico. Esta no puede atender a más usuarios porque no cuenta con los equipos ni la infraestructura para llevar adelante los tratamientos, ya que es un procedimiento hospitalario.

En el país son pocos los hospitales que cuentan con esta tecnología. En Quito está el Hospital Metropolitano, Carlos Andrade Marín, EPN, Clínica Pichincha y Solca, esta última con sus sedes en Cuenca, Guayaquil y Loja.

Entre los usos que se le da a esta medicina están el análisis del funcionamiento de riñones, corazón, vesícula, exámenes óseos por fracturas, infecciones, tumores, para determinar presencia de cáncer, medir la función de la glándula tiroides o anomalías cerebrales.

María Augusta Ordóñez, un ama de casa que padece desde hace varios años de diabetes, asistió hace dos meses al departamento de medicina nuclear de la Escuela Politécnica Nacional para realizarse una gammagrafía de tiroides, a fin de verificar su correcto funcionamiento. Luego de que su médico -durante un examen de rutina- detectara la presencia de un nódulo a nivel del cuello, fue necesario descartar hipo o hipertiroidismo.

Para saber el diagnóstico, Ordóñez ingirió, 24 horas antes, una cantidad de una sustancia a base de yodo. Recuerda que al día siguiente la ingresaron en una sala similar a la de un quirófano donde la mantuvieron acostada en una camilla metálica. Los resultados no demoraron y estuvieron listos para ser entregados al médico tratante a un costo de 40 dólares.

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